
Impunidad: Festival Internacional de Documentales – ÁMSTERDAM 2010 (Diciembre 2010)
Cada año, durante los últimos 10 días de noviembre, en la ciudad holandesa de Ámsterdam, tiene lugar el Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam (IDFA, por sus siglas en inglés), posiblemente el evento de exhibición y comercialización de documentales más importante del mundo. Durante estos 10 días se presentan más de 200 películas provenientes de todo el mundo que narran la realidad y la historia de personajes, eventos, tragedias y lugares de todo el planeta.
El periodista colombiano Hollman Morris y el realizador Juan José Lozano (director colombiano basado en Suiza) han co-dirigido y producido “Impunidad”, documental que tuvo su premier mundial en el IDFA 2010 el pasado 21 de noviembre. Desde 2005 Morris y Lozano han trabajado en esta producción, una obra cinematográfica impecable, con una estructura narrativa comparable a la de las mejores películas de misterio. “Impunidad” cuenta, con imágenes sacadas de la realidad (no creadas por la ficción), la historia terrible de las víctimas de los grupos paramilitares en Colombia; presenta el complejo proceso jurídico que ha implementado el gobierno colombiano para tratar de desmantelar estas salvajes bandas ilegales; y plantea la posibilidad aterradora de que “la verdad” nunca se conozca y los crímenes de lesa humanidad cometidos queden impunes.
El reto de realizar un documental que funcione al mismo tiempo como trabajo de investigación periodístico y como obra de arte audiovisual es inmenso. 600 horas de material producidas en 5 años tuvieron que ser reducidas a 100 minutos de duración. Y los 100 minutos de duración del corte final de la película son una orquestación perfecta de imágenes, sonidos y palabras que logran un resultado estético y emocional de total impacto: la mezcla de entrevistas a personalidades como el ex-vicepresidente Francisco Santos y la analista política Claudia López; los testimonios de los criminales transmitidos desde Bogotá mediante circuitos cerrados de video a diferentes auditorios en municipios de todo el país; las preguntas y las reacciones de los familiares de las víctimas ante las respuestas de los asesinos distorsionadas por el sonido del sistema de transmisión; la pausada pero certera aparición de una estructura narrativa que desenmascara la pirámide de la guerra, desde la extensa base de las víctimas que sufren la humillación de una muerte indigna y los ciegos asesinos que cumplen órdenes sin humanidad hasta la específica y estrecha cúspide de los rangos altos de la ilegalidad y los magnos salones del Congreso de la República; el lento fluido de imágenes verdes y urbanas que marcan en los ojos de la audiencia la belleza trágica de las montañas y las selvas colombianas, la infinita extensión de las haciendas bananeras más allá del Urabá, la caótica e imparable geometría de los edificios de ladrillo en Bogotá. Dolor y belleza se fusionan en este documental y delatan con humildad la pasión y el compromiso de los autores que han logrado crear y completar este trabajo audiovisual.
Es positivo poder presentar una mirada profunda, analítica y conmovedora sobre la realidad del país en un escenario como el IDFA 2010, poder exponer ante audiencias internacionales la complejidad del conflicto colombiano de una manera seria y bella, al contrario de las superficiales e instantáneas noticias sobre Colombia que comunican los noticieros de televisión y la mayoría de los medios escritos en todo el mundo, marcando al país en el exterior, de la manera más simple, como una nación en guerra que colapsa bajo el peso del narcotráfico y la pobreza. Obras como “Impunidad” no tratan de negar los problemas de Colombia sino de explicarlos en su complejidad para poder resolverlos, y es muy importante que dicha complejidad también sea entendida y “vista” por la comunidad internacional.
Pero la ironía es que un documental como “Impunidad” es ante todo una obra que debe ser vista en Colombia, porque es la representación de ese laberinto trágico que nos es imposible ver en nuestro día a día, ese laberinto que percibimos y escuchamos en cada mala nueva, pero que no podemos entender. Obras audiovisuales como ésta no tienen otro objetivo que ayudarnos, a los colombianos, a ver el país en que vivimos, y al “verlo” poder comprender y quizás emprender acciones que ayuden a crear un futuro en el que Colombia ya no sea vista como ese país del sur que sufre una guerra eterna sino como una nación que no se detiene ante nada y que emerge como un lugar bello y lleno de energía, como un actor positivo en el paisaje internacional.
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